martes, 4 de junio de 2019

A 14 años de esta esclarecedora y aún vigente editorial de Jorge Rulli



La pobreza es el problema cuando pone en riesgo el programa neoliberal.

Bolivia, centro de un volcán revolucionario de reivindicaciones sociales importantísimas.

Bien, buenos días, nuevamente con ustedes en "Horizonte Sur", agradeciendo y saludando a nuestros colaboradores, a los compañeris de Radio Nacional, a quienes siguen el programa a los largo del tiempo.

Una vez mas... y porque hoy tenemos a un pensador, el filósofo Alberto Buela con nosotros, queremos retomar algunos de los grandes temas que venimos trabajando en un país donde no solamente la sociedad está fragmentada sino también el pensamiento del común de la gente está fragmentado.
Porque se ha exacerbado la especialización y la mirada sesgada. Entonces tratamos de recordar que el modelo es único y que cada parte es funcional al modelo y lo importante es recuperar esa mirada, esa mirada holística, y es lo que tratamos: incluir los enormes monocultivos de soja que nos ahogan en un modelo global. En un modelo planetario inclusive. Recordar que cada parte del modelo es funcional a las otras. Cuesta a veces cuando hablamos con otra gente preocupada por la criminilización de la protesta, por la criminalización de la pobreza o la judicialización de la pobreza, el trato vejatorio en las cárceles argentinas y nosotros tratamos de explicarles que es un componente mas, un modo de controlar la situación ingobernable e insustentable de las grandes ciudades de la época de las monoculturas de la soja y de los forrajes, del despoblamiento del campo y de los nuevos y crecientes cinturones de pobreza urbana.

Este es un modelo planetario. Nos dice Ana María Ezcurra en su libro sobre el Neoliberalismo: "... el estallido de la pobreza en el sur durante los años 80 adquirió tal jerarquía que dio lugar a una nueva y segunda fase evolutiva: el aggiornamiento del programa neoliberal sistematizado y lanzado por el Banco Mundial en aquel informe sobre el desarrollo mundial en 1990. Un remozamiento que se expresó en la esfera diagnóstica y en la agenda de políticas ¿Por que tantos?..." dice ella,se pregunta, "... la pobreza es calibrada como un asunto prioritario en tanto se perciben riesgos para la sustentabilidad política del programa neoliberal. En otras palabras, se teme una erosión del consenso social mínimo necesario así como una generalización de conflictos distributivos. También la aparición de alternativas o movimientos antireforma".

Rebeldía por hambre en Argentina y América Latina. 

No solamente la Argentina sino también América Latina es un volcán de estos nuevos movimientos antireforma, de estos movimientos que surgen desde la rebeldía y concentrando alternativas de vida frente  a un modelo que ahoga al grueso de la población, que la sumerge en la pobreza, en la indigencia y en el hambre.

Nos habla Ana María Ezcurra en este libro Que es el Neoliberalismo, este libro que estamos comentando, nos habla de un modelo neoliberal de políticas sociales: "...donde este aggiornamiento impulsa una reasignación de las políticas pero no en el mercado de trabajo donde se verifica una transferencia de sentido inverso, regresiva. Por eso la redistribución queda limitada a la acción pública estatal y en especial a ciertas prestaciones sociales... se trata de las políticas sociales que han sido recientemente jerarquizadas y funcionales a las presiones y las negociaciones con los organismos financieros internacionales". Esto es un agregado nuestro que nos preocupa: las sucesivas negociaciones con los bancos, con los organismos internacionales que son los que financian estas políticas sociales van todas destinadas a acrecentar nuestra deuda externa. Pero esto no es lo peor, se supone que esos préstamos son dineros nuestros. Son nuestros aunque no lo tengamos y sin embargo en todas las negociaciones con estos organismos internacionales, llámese el Banco Mundial o el BID, son los bancos los que imponen su voluntad acerca del cómo, del para qué, del para quiénes se establecen estas políticas sociales.

Esto indica claramente una falta de políticas de Estado, una falta de presencia, de dignidad de los funcionarios del Estado en las relaciones con estos organismos internacionales.

No debemos olvidar que estos bancos son organismos multilaterales, o sea que detrás de ellos están los estados. Están los Estados representados por sus funcionarios, de manera que cuando nosotros solicitamos dinero ya sea para los planes Jefas y Jefes de Hogar, ya sea para los microemprendimientos o para cualquiera de las políticas sociales lo que estamos negociando..., ese dinero que es nuestro, y que para conseguirlo debemos acatar las propuestas del banco, en realidad lo que estamos acatando es la voluntad de esos Estados que expresan a través de sus organismos.

Esta es una de las situaciones clave de este modelo. Otra es la falta de identidad de nuestras jóvenes generaciones: La falta de un Proyecto Nacional, la falta de un modelo de país.

Y nos preguntamos viendo a nuestra clase política con una historia discontínua y fragmentada, con personalidades fragmentadas a lo largo de la historia porque han pasado por tantos signos, por diferentes partidos, para llegar adonde están: ¿como podrían aquellos que tienen una historia tan interrumpida, sucesivamente cambiante, como podían transmitir si no pueden asumir su propia historia? ¿Como pueden proyectarla a las nuevas generaciones?

Creo que esto es un drama que tiene que ver con los años 70, un drama inconcluso, un drama irresuelto sobre el cual los argentinos tendríamos mucho por debatir, porque justamente los hijos o los descendientes o las expresiones de aquellas generaciones que que están en el gobierno al no poder asumir su propia historia con respecto al peronismo tienen enormes dificultades para transmitirles a las próximas generaciones que da la impresión que crecen y se desarrollan sin una brújula identitaria frente a una historia burbujeante, presente... justamente leíamos hoy que se acaba de ubicar, gracias a nuestro amigo Chumbita, en la Recoleta, los datos de que estaría allí enterrado Juan Bautista Tupac Amaru, el último descendiente de los Incas que San Martín y Belgrano trataron de llevar al gobierno de las Provincias Unidas del Río de La Plata, que habría tenido capital en Cuzco. Que diferente habría sido nuestra historia. Hoy el Cuzco y Bolivia es el centro de un volcán revolucionario de reivindicaciones sociales importantísimas. Y estamos hallando al último descendiente de esa estirpe maravillosa del incaico, lo estamos descubriendo hoy en nuestro Cementerio de la Recoleta.

El modelo se extiende al campo, y ese paradigma que vemos que se ha instalado en la mentalidad de los argentinos como en tantos otros funcionarios internacionales: "a los pobres hay que darles de comer". Y así estamos festejando siempre nuestros récords de exportaciones. En el campo internacional los barcos con ayuda alimentaria de Estados Unidos tratan de entrar en muchos lugares donde el hambre aprieta y en realidad lo que hacen es provocar devastaciones culturales que aceleran las situaciones y las catástrofes de hambrunas.

Los sectores medios "progresistas" no entienden nada.

Es difícil para los sectores medios progresistas entender que a los pobres no hay que "darles de comer". A los pobres hay que dejarlos que produzcan su alimento. A los pobres, a los campesinos sean de la América Latina o del África, lo que se ha hecho es expropiarles sus semillas, sus culturas, sus tecnologías y tierras; y ahora les llevan papillas que se alimenten. Tenemos cantidad de paquetes de papillas que se distribuyen en esta Argentina marcada por una geografía del hambre y la indigencia. A nosotros nos han mandado cantidad de estos paquetes de papillas por ejemplo que se reparten en la provincia de Río Negro y la gente manifiesta que se enferman al comerlas. Estamos tratando de analizarlas para ver que es lo que tienen. Pero de todas maneras los médicos cuando las vieron, los bioquímicos lo primero que nos dijeron es: no es raro que se enfermen, esta no es manera de comer.

Es una vergüenza, es un ultraje que los argentinos tengan que comer estas papillas que llevan una foto que dice: arroz con pollo o guiso de lentejas. Y adentro son todas iguales. Seguramente tienen soja y soja no desactivada y soja transgénica no desactivada. Y tenemos frente al campo despoblado, destruidas las culturas rurales, el campo devastado por los agrotóxicos en todas partes, las banquinas de los caminos ocupadas por la soja; frente a eso tenemos la ciudad. La ciudad que es la contrapartida con los cinturones de pobreza sin resolver, con los colapsos ambientales, con una situación carcelaria cada vez mas terrible donde las prácticas de terrorismo que conocimos en otras épocas se han hecho habituales; el uso de esposas, incluso en los enfermos, el hacinamiento, los castigos corporales de todo tipo, el aislamiento por largos períodos, el maltrato a los familiares como hecho constante y denigratorio para quebrar la voluntad del detenido... y después... estos discursos, discursos fantasmagóricos como los de Blumberg, como los de Ruckauf, como los de tantos otros reclamando mas gatillo fácil, mas mano dura. Como si no tuviéramos bastante como quién hecha gasolina en la hoguera.

El problema se resuelve de otra manera. El problema se resuelve tratando de develar cuál es el modelo, no tratando de resolver los aspectos parciales del modelo.

Cuando nos enteramos que mas de la mitad de los nacimientos de la Argentina, o por lo menos en las grandes ciudades, se está dando por cesárea o por métodos de violenta intrusión  en el momento del nacimiento , estamos también hablando del modelo que necesita de la violencia, de conflictuar a la madre y al niño en ese momento de extrema privacidad como lo es el momento de dar a luz, estamos hablando de un mismo modelo.

Estamos también hablando de la soja, también estamos hablando de la historia de los 70 que no logramos esclarecer, estamos hablando del país forrajero republiqueta sojera y también estamos hablando de ecología, de una ciudad al borde de los colapsos ambientales.

Jorge Rulli. Horizonte Sur. Radio Nacional. 4 de junio de 2005

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